Por John Traphagan, administrador, METI Internacional
Frecuentemente surge una pregunta interesante en relación con la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI): ¿Qué impacto podría tener tal contacto, en la humanidad? Hace algunos años, en un intento por querer cuantificar la importancia de las señales SETI candidatas que recibimos, los astrónomos Ivan Almar y Jill Tarter propusieron una escala para medir las consecuencias sociales de dicho contacto, con base en la Escala de Torino usada para cuantificar las consecuencias de la aproximación de un asteroide a la Tierra, relacionando la posibilidad de impacto con el daño potencial que el asteroide podría causar.
La Escala de Rio busca cuantificar las consecuencias sociales del contacto con una inteligencia extraterrestre (ETI), al relacionar tres variables: el tipo de descubrimiento, la distancia al origen y el tipo de fenómeno detectado. Miembros del Comité Permantente de SETI en la Academia de Astronautica Internacional adoptaron la Escala de Rio en 2002 y continuan redefiniendo y "perfeccionando"la escala, para - de acuerdo al sitio web de IAA- brindar "algo de objetividad a lo que de otra forma sería una interpretación subjetiva de cualquier afirmación de detección ETI".
Desafortunadamente, la Escala de Rio es un buen ejemplo de lo que ocurre cuando los intentos de medir fenómenos de ciencias sociales se basan en entendimientos ingenuos y mal concebidos del comportamiento humano y de la sociedad. En su versión actual, esta escala contempla problemas como el que el origen de la señal sea cercano (en nuestro Sistema Solar) o lejano (otra galaxia) o si está dirigido específicamente hacia nosotros o si es una señal general que interceptamos casualmente. Mientras más cercana y específica sea la señal, más "importante" será en la escala de 0 (sin importancia) a 10 (extraordinariamente importante) en términos de las consecuencias sociales.
Cualquier científico social que vea la Escala de Rio encontrará varios problemas. Primero: la escala es insensata por que trata de cuantificar algo de forma universal - el significado social de un evento- cuyo significado va a cambiar dependiendo de variables sociales como la raza, el género, la clase, el estatus socio-económico, la etnicidad, etc. La lista de variables sociales es larga. Y es poco probable que todos, o la mayoría, de las personas alrededor del mundo asignen el mismo nivel significativo al mismo tipo de incidente de contacto.
Segundo: la escala no se basa en investigación científica – es un poco más que un conjunto de suposiciones bien presentadas que no se respaldan con evidencia empírica. Entonces, es completamente subjetiva en lugar de ser objetiva. Un buen ejemplo puede encontrarse en la afirmación del sitio web IAA de que la escala es necesaria porque “un anuncio público del descubrimiento de una inteligencia extraterrestre tendría consecuencias sociales similares al anuncio del inminente impacto de un gran asteroide”. No tenemos evidencia de que esto sea real, en particular por que nunca hemos tenido el aviso de impacto de un gran asteroide que fuera legítimo; y quizá la evidencia más significativa de la reacción amplia de la sociedad al anuncio de inteligencia extraterrestre, la encontramos a finales del siglo XIX cuando Percival Lovel afirmó que existía una civilización avanzada en Marte. Eso ocurrió hace mucho tiempo, y el impacto social -a pesar de que la supuesta civilización estaba muy cercana- fue mínima y breve.
De hecho, no existe evidencia de que las variables presentadas, tales como la distancia entre la Tierra y el origen de la posible señal o si pensamos que el mensaje es para nosotros o no, serían realmente importantes con respecto a la reacción de las personas ante dicho anuncio. Las variables en la escala son, en si mismas, muy subjetivas y basadas en suposiciones en lugar de datos empíricos recolectados mediante una investigación sistemática.
Tercero: la escala presenta problemas desde la perspectiva de los datos, debido a que ésta usa una escala ordinal para medir la información del intervalo. El problema con esto es que la información del intervalo entre los atributos tiene un significado, mientras que la información ordinal no lo tiene. Los científicos sociales han comprendido desde hace mucho tiempo, que si se crea una escala de calificaciones, es difícil determinar lo que las personas realmente piensan cuando califican atributos. Por ejemplo, si se califica un grupo de sabores de helado del 1 al 5, podríamos tener algo así:
1. Chocolate
2. Chispas de choco-menta
3. Vanilla
4. Fresa
5. Tinta de calamar
El problema es que a mí me gustan por igual el 1 y el 2, el 3 un poco menos, la fresa no me gusta mucho y odio el helado de tinta de calamar (sí, lo he probado). Así que, mientras la escala hace lucir que las distancias entre las variables son iguales, de hecho, si fuéramos a cuantificar las relaciones aquí, la escala sería algo así como 1, 1.1, 1.2, 10, y 5,000. Esto reflejaría mejor lo que yo pienso de los sabores en términos de la consecuencia de comerlos desde una perspectiva cuantitativa. Pero lo cierto es que la relación entre estas variables es cualitativa y no tiene mucho sentido tratar de cuantificarla, debido a que los valores numéricos asignados a cada sabor son arbitrarios y varían considerablemente de persona a persona.
Ya que, aparentemente, los autores no realizaron alguna investigación científica sobre cómo las personas podrían reaccionar al anuncio de contacto, la escala en sí misma representa poco más que sus suposiciones. Estas suposiciones se basan en comprensiones débiles del comportamiento humano y organización social. Como resultado, la escala es trivial y si se usara como herramienta para crear “los Valores de Rio”, para cuantificar estimados de la importancia de cualquier detección reportada, lo único que se lograría sería la simplificación exagerada y falta de interpretación de la situación. Por lo tanto, crearía un estimado erroneo de cualquier consecuencia social relacionada con el contacto ETI.
La Escala de Rio representa un buen ejemplo de lo que sucede cuando las personas intentan desarrollar herramientas para medir fenómenos sociales con base en mala ciencia – o en el caso de la Escala de Rio – ninguna ciencia en lo absoluto. Es un intento improvisado y pobre de abordar problemas políticos importantes relacionados con consecuencias sociales, a través de grupos humanos complejos, del contacto con inteligencia extraterrestre. Como resultado, trivializa las consecuencias de un evento potencial muy complejo en el futuro de la humanidad, que representará un reto desde la perspectiva de la política social.
Artículo en inglés: http://meti.org/blog/seti-and-meaningless-rio-scale